Unas
cuantas entradas atrás se coló un intruso en el Photocall preparado para
presentar uno de los últimos talleres de Washi-ningyo. La fotógrafa adjunta a
esta editorial preparó un entorno de temática budista aprovechando diversos
elementos repartidos por la casa.
A
continuación, el intruso:

El
elefante, no. Aún no me ha dado por tallar alabastro. Y que nadie dé ideas. Por
si acaso.
El
intruso es el collar / rosario budista cuyas piezas fui encontrando poco a
poco.
Primero
fueron las cuentas de coral rojo que estaban en liquidación (qué pena lo de
liquidar coral, pero qué bien para mí); después decidí que las de nácar harían
un equipo formidable. ¿todo muy marino, no?
Casi al
ladito vi el contraste: cuentas de fieltro negro que también se liquidaban. Y
el material que todo cofre del tesoro debe tener: el color del oro.



Después de una tarde entretenida esta
preciosidad me saluda todos los días.