domingo, 21 de febrero de 2016

...y encontré un tesoro.

Unas cuantas entradas atrás se coló un intruso en el Photocall preparado para presentar uno de los últimos talleres de Washi-ningyo. La fotógrafa adjunta a esta editorial preparó un entorno de temática budista aprovechando diversos elementos repartidos por la casa.
A continuación, el intruso:

El elefante, no. Aún no me ha dado por tallar alabastro. Y que nadie dé ideas. Por si acaso.

El intruso es el collar / rosario budista cuyas piezas fui encontrando poco a poco.
Primero fueron las cuentas de coral rojo que estaban en liquidación (qué pena lo de liquidar coral, pero qué bien para mí); después decidí que las de nácar harían un equipo formidable. ¿todo muy marino, no?
Casi al ladito vi el contraste: cuentas de fieltro negro que también se liquidaban. Y el material que todo cofre del tesoro debe tener: el color del oro.
Busqué y rebusqué y apareció la última pieza (también era única porque no iban a traer más): el pompón, negro y ostentoso, con sus plumas y mini cuentas por doquier. No os podéis imaginar la cantidad de cinta que hubo que esconder en la bola dorada grande, y lo que es aún más alucinante:  !! Cabía ¡¡
 Después de una tarde entretenida esta preciosidad me saluda todos los días.

2 comentarios:

  1. Me encantan tus trabajos y tu relato de cómo los vas realizando. Pilar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por los piropos. Animan a seguir caminando

      Eliminar